Si bien la extinción es un fenómeno natural y hasta necesario para la naturaleza, el factor humano provoca que afecte de manera desproporcionada a determinados colectivos y se creen desequilibrios críticos en los ecosistemas.

Los animales con un cuerpo grande son más propensos a este peligro, igual que las especies que se encuentran al comienzo de la cadena alimenticia.

En cualquier caso, el riesgo de extinción es sustancialmente mayor para los grupos de especies con pocos parientes cercanos o que viven en un mismo hábitat amenazado por la contaminación y la sobrexplotación. En particular, determinados anfibios sufren esta tendencia destructiva y su ritmo de extinción se acelera hasta en 45.000 veces. Además, la desaparición de especies que cumplen funciones similares, como la polinización de plantas y la dispersión de semillas, podría acarrear graves desequilibrios en los ecosistemas.

Fuente / rt.com