Ciberfraude en aumento: la tecnología transforma las amenazas y las defensas en este campo
El fraude cibernético, a menudo alimentado por una combinación de avances tecnológicos y errores humanos, ha tenido un gran impacto en las empresas. Según el informe Occupational Fraud 2022 de la Association of Certified Fraud Examiners (ACFE), cuesta a las empresas de todo el mundo un 5% de sus ingresos anuales, lo que se traduce en miles de millones de dólares cada año, una cifra que sigue creciendo a medida que los defraudadores explotan nuevas tecnologías y técnicas.
Check Point® Software Technologies Ltd. (NASDAQ: CHKP), proveedor líder en soluciones de ciberseguridad en la nube basadas en IA, quiere recordar la importancia de que las compañías se enfoquen en mejorar la ciberseguridad para permitir una mejor protección de las personas, empresas y comunidades de los efectos perjudiciales del ciberfraude.
En el marco de la Semana Internacional de Concienciación sobre el Fraude, es esencial reconocer los nuevos ciberataques relacionados con esta práctica a las que se enfrentan las empresas en el entorno digital. La trayectoria del ciberfraude ha evolucionado significativamente con los avances tecnológicos. Originalmente, se limitaba a simples correos electrónicos de phishing, donde los ciberdelincuentes usaban tácticas basadas en el miedo para que las víctimas revelaran información sensible. Con el tiempo, estas amenazas se han vuelto más complejas y utilizan el aprendizaje automático e inteligencia artificial para perfeccionar tácticas de ingeniería social, personalizarlas y aumentar las tasas de éxito. Check Point Software quiere destacar algunos de los fraudes más comunes hoy en día:
Fraude cibernético: el uso de phishing, malware y ransomware sigue siendo frecuente. Los ciberdelincuentes apuntan a datos sensibles y operaciones empresariales. Esto subraya la importancia de contar con medidas de ciberseguridad sólidas para identificar y prevenir accesos no autorizados.
Fraude interno: una amenaza significativa desde dentro de la empresa, el fraude interno incluye acciones fraudulentas por parte de empleados, como falsificación de documentos, malversación y robo. Esto resalta la necesidad de controles internos estrictos y monitorización para detectar anomalías.
Fraude de facturas: los atacantes envían facturas falsas a empresas, con la esperanza de que se procesen sin escrutinio. El objetivo es llegar a desviar fondos, en el caso de que la compañía atacada carezca de procesos de verificación adecuados. Esto subraya la importancia de contar con auditorías detalladas de las transacciones.
Fraude del CEO: también conocido como compromiso de correo electrónico empresarial (BEC, por sus siglas en inglés), los ciberdelincuentes se hacen pasar por ejecutivos de alto rango para engañar a los empleados y que transfieran fondos o compartan información sensible. Con el uso de IA generativa, esta táctica se ha vuelto más fácil al imitar estilos de comunicación de ejecutivos de manera realista.
Fraude en devoluciones: común en el comercio minorista, este caso ocurre cuando los clientes explotan normas de devolución para obtener beneficios económicos. Esto resalta la necesidad de políticas claras y capacitación de empleados para identificar devoluciones sospechosas.
Fraude en nóminas: cuando los empleados manipulan sistemas de nómina para obtener ganancias personales, puede generar pérdidas financieras inesperadas, lo que requiere supervisión robusta de la nómina y auditorías regulares.
El impacto del fraude va más allá de las pérdidas financieras directas; también abarca los costos de investigación, los costos legales, las sanciones reglamentarias, el daño a la reputación y el aumento de las primas de seguros, afirma Manuel Rodríguez, Gerente de Ingeniería para NOLA en Check Point Software.
El papel de la IA generativa: un arma de doble filo
La IA generativa ha transformado ambos lados de la ecuación. Por un lado, ofrece herramientas para la detección y prevención del fraude, procesando grandes volúmenes de datos para detectar patrones o comportamientos inusuales que puedan indicar el timo. Por otro lado, los ciberdelincuentes han comenzado a explotar la IA generativa para llevar a cabo amenazas más sofisticadas. Los deepfakes les permiten crear audio, video o texto realistas que imitan a ejecutivos de empresas o figuras públicas.
Para prevenirlo en un entorno digital cada vez más complejo, es fundamental adoptar medidas de ciberseguridad avanzadas, como sistemas de seguridad de correo electrónico basados en IA para bloquear intentos de phishing, autenticación multifactor (MFA) para dificultar accesos no autorizados y formación continua para empleados sobre tácticas como la ingeniería social. Además, realizar auditorías periódicas y emplear herramientas de gestión de seguridad accesibles permite identificar vulnerabilidades, optimizar la respuesta a amenazas y garantizar la protección de la información sensible.
“A medida que el ciberfraude crece en sofisticación, nuestras defensas deben evolucionar en consecuencia. Con la IA ampliando su alcance e impacto, las empresas deben adoptar soluciones de seguridad igualmente dinámicas, aprovechando herramientas impulsadas por IA para superar a los atacantes. Construir una ciberdefensa resiliente no sólo previene el fraude, sino que también fomenta un entorno más seguro y confiable para todos”, agrega Manuel Rodríguez.