Ni una más
NI UNA MÁS - I PARTE
En horas de la tarde se acerca a la oficina una joven. Tímida con esa actitud entre distante y temerosa. Recelosa me advierte en primera instancia que sólo acude para una consulta y no para iniciar algún tipo de proceso.
-“Mire, me acerco para que usted me diga que debo hacer. Tengo un problema familiar y no quiero que pase a mayores”.
Con atención dejé que hablara sin restricciones. (En estos casos es donde uno supone la gravedad del asunto).
-“Mi nombre es *Raquel, vengo de una ciudad del eje cafetero, estoy viviendo donde mi mamá. Llegué hace 10 días con mis hijos. No tengo trabajo pero eso es lo de menos, en este momento le colaboro a mi mamá en una pequeña tienda que tiene en la casa. Estoy segura que pronto conseguiré trabajo.
Tengo dos hijos una niña de 2 añitos y un niño de 6. Vivíamos con mi esposo en esa ciudad. Él trabaja como obrero, llevamos 8 años de relación”.
Interrumpí preguntándole la edad. Su aspecto físico era de una mujer demasiado joven.
-“Tengo 23 años. Me cuadré con él muy niña y al poco tiempo nos fuimos a vivir. Vengo de una familia muy pobre. Mi papá nos abandonó desde que éramos muy niños. Pero creo que era lo mejor, le daba muy mala vida a mi mamá. Le pegaba mucho, tomaba, fumaba y vendía vicio en el barrio. Lo último que supe fue que lo mataron. Mi mamá solo tenía tiempo para conseguir lo mínimo para llevar a la casa y nos cuidaba mi hermana la mayor.
Conocí a *Rodolfo, me deslumbró porque era un señor adulto, maduro y me galanteaba en el barrio. Me invitaba a fiestas y nos fuimos enamorando. Me propuso irnos a vivir juntos y con esa situación de pobreza en mi casa sin dudarlo acepté.
Desde un inicio me di cuenta que era un borracho, me trataba mal de palabra, no me pegaba pero me trataba feísimo cuando llegaba borracho. Delante de los amigos y la familia de él se portaba muy bien conmigo. Todos esos insultos yo se los perdonaba cuando tenía esos detalles conmigo, cuando me hablaba bonito y estaba pendiente de mí. Otra cosa era en la casa porque como era muy joven no me dejaba salir y menos conseguir trabajo. Visitar a mi mamá era con la condición que él me llevaba y me recogía y debía estar lista a la hora que pasara”.
Le pregunté si su mamá estaba de acuerdo con esa relación:
-“Mi mamá en un inicio no estaba de acuerdo porque yo era muy pequeña, estaba en el colegio y quería que terminara por lo menos el bachillerato. Cuando *Rodolfo me visitaba siempre le llevaba algo a mi mamá y poco a poco mi mamá lo fue aceptando. Eso también me alegraba porque me sentía muy enamorada de un hombre maduro y que era detallista. Continúo.
Al tiempo quedé embarazada y al saber que era niño él se puso muy contento y cambió por un tiempo la actitud. Me cuidaba mucho más, podía salir únicamente a los controles médicos y a visitar de vez en cuando a mi mamá. Nació el niño y tiempo después volvió a llegar borracho y a tratarme mal. Me pegaba y me prohibía que le contara a mi familia, no me dejaba tener amigas y vivía encerrada. Me repetía con insistencia que quería tener otro varoncito. Empecé a darme cuenta que tenía otras mujeres y sufría más. Le reclamaba y me pegaba.
Yo le estoy contando todo esto porque realmente mi mamá es la única que sabe y tengo mucho miedo. Sólo vengo a que me escuche y me aconseje. Por lo menos me diga que puedo hacer”.
Comencé a tomarle los datos generales y tratar de algún modo sacar más información. Lloraba, se calmaba y volvía a retomar la historia como tratando de no perder detalle. Aunque en un inicio trataba omitir aspectos relevantes.
“Las agresiones continuaban. Me echaba en cara la vivienda y la comida que me daba. Amenazaba con llevarse al niño si yo llegaba a denunciarlo; según él tenía amigos en la fiscalía y no podían hacerle nada; por el contrario estarían dispuestos a colaborarle como testigos diciendo cualquier cantidad de cosas acerca de mí. Por el miedo que le tenía aguantaba y nunca me atreví comentar con nadie.
Pasaban noches que no llegaba a quedarse, si le reclamaba me maltrataba, llegaba de madrugada a despertar al niño y a tomar en la casa. Yo lloraba mucho y sin poder hacer nada me tocaba aguantarlo. Uno sin tener una persona que lo aconseje se deja llevar por lo que dice el marido de uno, y las amenazas las toma uno como ciertas. Quedé de nuevo embarazada y cuando supo que era una niña no le gustó la idea. Se alejó más y me dejaba dinero para unos días y a la semana regresaba. Cuando llegaba me trataba mal sin importar que estuviera embarazada. Fue un embarazo muy riesgoso pero tuve la niña sin problemas. Para salir del hospital llamé a una prima para que me recogiera porque él no apareció sino al día siguiente llevando algo de dinero y a quedarse unos días. Insistía en la idea de tener otro hijo varón.
Cuando terminé la dieta empecé a salir sola para ir a donde mi mamá – para esa época ella no sabía de mi situación con *Rodolfo- también llevaba a los niños a controles médicos y me puse a vender productos por catálogo, lo que él me dejaba para la comida no me alcanzaba y vi la necesidad de intentar tener algún ingreso. Eso le despertó mucho más los celos, era más agresivo y no permitía que me hablara con nadie. Tuve que ofrecer los productos a escondidas y dejar al cuidado mis niños a una vecina mientras yo despachaba los pedidos. Fue terrible porque cuando no le contestaba el celular llegaba furioso a pegarme, cada vez lo hacía de una manera más brutal. Enceguecido creía que estaba de tú a tú con otro hombre.
En una ocasión me dejó inconsciente y cuando desperté se había llevado los niños a donde mi suegra donde vive la hija mayor de él –producto de otra relación- y que según *Rodolfo la mamá de la niña lo había abandonado. Cuando fui por mis niños la señora me los entregó sin problema y me fui para la casa; a la media noche llegó y me golpeó mientras me gritaba que me iba a quitar los niños y que no debí haber ido a donde la mamá de él. Como consecuencia de los golpes tuve que ir sola de urgencias al hospital, no había nada que hacer me había provocado un aborto”.
Continuará…
*Nombres cambiados
Jaime Andrés Barbosa Poveda
@andresbarpo