Curichi
Siempre recuerdo esa elegancia que lo identificaba: sus anteojos y el anillo con la impronta de una escuadra y el compás, al igual los relojes que siempre lo acompañaba, su buen vestir, debajo de sus camisas, la... camisilla blanca, zapatos siempre deslumbrantes en brillo y el aroma de perfumes que dejaba a su paso; así como su robustez al caminar…muchas veces busque un motivo para escribir sobre él. Aún recuerdo su sonrisa y que siempre me apresuraba a salirle al paso a saludarlo. Mi padrino siempre me inspiro respeto, creo que mi papa en ese sentido como en otros fue positiva su decisión en escogerlo para que sea nuestro mentor en lo moral y en los valores; persona emprendedora y empresario de ejemplo, fue el primer importador en nuestra región según una de sus hijas que por casualidad se topó con ello, que aún recuerda la documentación expedida para esos años “manifiesto de aduanas”, pero más que eso, era una excelente persona. El amor infinito que le entrego a su señora esposa y sus hijos; de pronto en el voto de silencio que juro y por el amor a su familia creyó abandonar a sus hermanos espirituales. Muy amigo de mí querido padre “peje” como también le decían algunos antiguos amigos que ya no están con nosotros, así como ellos dos, mi padrino y su compadre. Era de inmensa alegría verlo llegar en su moto Pasport de color Roja de las primeras cinco que llegaron aquí atravesando el océano; mis hermanos y yo nos abalanzábamos a su llegada, una porque nos prestaba la moto y otra, porque siempre tenía unas monedas para compartirlas con nosotros, sus ahijados.
En diversas ocasiones me preguntaba sobre los orígenes de esta palabra que a muchos niños en todos los tiempos ha gustado en nuestra amada región y que en realidad aún me deleito chupándome un curichi de aguaje, o a lo mejor puriche, pero el fenómeno de la pronunciación fue cambiando como otros términos en la tríplice frontera; y muchos dicen puriche y casi siempre un paisano inchirido o fachudo dice: “no es curichi, si no purichi”. ¿Cuál es la real historia de este refresco helado en bolsa pequeña?, pero antes entremos a los orígenes de este singular y delicioso refresco helado empacado en bolsa plástica.
No precisamente hablaremos del curiche, si no como la del helado que al fin, ese es el eslabón del curichi ; el helado y cómo esta se expandió en todo el mundo; nació como otras muchas cosas en China, donde el rey Tang (A. D. 618-697) de Shang, tenía un método para crear mezclas de hielo con leche. De China pasó a la India, a las culturas persas y después a Grecia y Roma. Pero es precisamente en la Italia de la Baja Edad Media cuando el helado toma carácter de naturaleza en Europa; Marco Polo en el siglo XIII, al regresar de sus viajes a Oriente, trajo varias recetas de postres helados usados en Asia durante cientos de años, los cuales se implantaron con cierta popularidad en las cortes italianas. Luego atravesó en el tiempo a las cortes leticianas amazonenses.
¿Y cómo son las cosas de la historia escondida?, que queda en la tradición oral de algunas personas infalible con su memoria; de la misma manera llego aquí y entro por la ciudad de Iquitos Perú, hace más de cuatro décadas, también proveniente de china; cuando la población de Iquitos tendría menos habitantes que la actual ciudad enclavada como la nuestra en el inmenso mar verde, actualmente la quinta ciudad más poblada del Perú; que en el 2012 recibió a más de 250.000 visitantes, población que logro ganar la postulación para el Amazonas como “Maravilla del Mundo” que también en sus puertos recibe barcos con capacidad de 3.000, hasta 9.000 toneladas de carga; eso hace dimensionar a donde apunta en el futuro, pero al igual Iquitos ya era puerto insertado en la globalización para esas épocas en los albores del curichi.
A qué viene la introducción de mi pequeña nota ligera, mencionando a mí querido y desparecido padrino, el señor Florencio Curi Brañez, también perteneciente a una distinguida jerarquía familiar como a una gran logia peruana y también reconocido en un alto grado de la misma. Mi padrino para ese entonces tenía un hijo del resultado de una relación con una mujer peruana con quien dio vida al niño Alejandro Chiang, pero que por desaciertos de la vida mi padrino no lo reconoció; que después este niño fue criado y reconocido por un chino. Años después este joven quiso conocer a su verdadero padre, acción que hizo que se formaran y compartieran afinidades comerciales incentivando a don Curi con el comentario sobre ese producto de la bolsita de agua, entonces hizo visionar a mi tutor, a este prominente negocio; haciéndole encomendar las bolsas desde china, y formalizar una sociedad familiar. Palabras que alguna vez mi padrino les decía a sus hijos: “no hay como el mejor negocio del agua con sabores congelada en bolsas” y así nació el curichi; de esa palabra perdida y modificada por nuestras ricas y variadas lenguas que se entrelazan; ustedes dirán bueno “Curi”, hasta ahí bien, pero lo de “chi” es porque el querido señor Florencio inicialmente le había dado el nombre de la siguiente manera curi-chiang, porque en honor a su hijo y a la sociedad familiar, bautizo así el nombre al producto; ya que el hijo se llamaba Alejandro Curi Chiang, solo que la palabra se fue perdiendo entre las lenguas y acentos que termino en curichi, otros dirán purichi (e)…
Mis historias no terminan así, sobre amnesia colectiva, de la memoria a veces olvidada de los pueblos; también de historias de personajes, exageradamente emprendedoras como muchos peruanos que si entraron a nuestro pueblo construyendo región y con ejemplos de cultura, empresas comerciales y el respeto a los valores y a las familias, solo que muchos fueron perseguidos y boicoteados por personajes oscuros de otros o los mismo emprendimientos.
Refiriéndome a mi padrino el señor Florencio Curí Brañez, también fue uno o el primero de los fundadores fabricantes de las gaseosas en nuestra querida ciudad. Aun refresca mi mente el sabor de la gaseosa y refrescos “Ticuna” sabor a uva. Que por cierto hubo un empresario malvado que años adelante fue galardonado hasta después de muerto, gesta de mi padrino en el cual el galardonado nunca reconoció la idea inicial de traer la gaseosa o mejor diría el veneno más famoso del mundo a nuestra querida Leticia; y que construyó su imperio con cimentos de las botellas que mandaba a quebrar para desestabilizar la fábrica de gaseosas Ticuna y que estas sirvieran de piso para su futura y prominente empresa; a lo mejor algún, día no seré yo que cuente esta historia sino los arqueólogos del futuro cuando en una excavación en alguna fabrica antigua en el año 2150 y encuentre restos de botellas de la famosa y delicioso sabor de una gaseosa Ticuna.
La verdad había casi decido dejar de escribir por unos días; eso porque tengo un largo viaje, que representara nuestra continuas luchas, siendo vocero de un grupo vulnerable como nuestros niños y jóvenes amazonense, construyendo una ponencia sobre “como trabar una guerra global contra el abuso infantil, racismo y trafico/ desempleo humano, salud y capital/ gestión financiera con posibles soluciones para el desempleo entre los jóvenes” ponencia que será parlamentada por mí en una conferencia internacional en tres países, y otra tarea más, crear una cuartilla sobre nuestra cultura amazonese… Aunque alguien, que solo hay que créele a él, que no se si fue satíricamente o mejor incrédulamente, “que le mandara fotos”…entonces su fiel escudero dijo: “usted cree que si eso sucede Julio Cueva no subirá las fotos a la red y no nos restregara por muchos años en nuestra cara”, solo reí y balbuce unas cuantas palabras y me fui a pagar una factura (Al igual si no voy, la gesta continua), Pero una llamada de Honduras de un paisano de triunfa con su profesionalismo, me animo a sacar esta pequeña nota, me dijo "de los valores que se deben seguir rescatando, y contando las verdaderas historias". Porque no pueden seguir construyendo imperios con sufrimientos de otros. También traer a colación como aquella que otra historia que cuenta su hermana; sobre que el fallecido papa del amigo que se encuentra en centro américa había tenido en una de sus posesiones; un rifle del Che Guevara…
Desde aquí mi viejo amigo R.B. sus palabras a través de esa llamada, volvieron a llenarme de esperanzas, así como los que en mi cotidiano contadas veces me encuentro, sus palabras soportan mis letras en el etéreo de los que quieren callar, pero su íntimo clama por justicia.
Julio Cueva Márquez