Aventura Extrema
Hace mucho tiempo cuando La paz y la seguridad reinaba en la frontera, cuando podías salir en barco a cualquier hora del día o de la noches, no había diferencia, no existían asalto ni nada de eso, solo se encontraba en el camino pacíficos indígenas o alegres pescadores, los malos no había llegado, llegaron con el progreso .
En una de esas organizamos una excursión al lago de zar saraiba, al lado peruano en la ruta Benjamín constante Brasil, eran 4 ingleses que viajaban conmigo y el capitán EVILACIO gran capitán, salimos de Leticia a 7,30 de la noche, que belleza de noche; llena de estrellas que al reflejarse sobre el río daba la impresión de dos cielos, íbamos lento disfrutando de cada detalle en ese mundo mágico, de vez en cuando se alumbraba una linterna en el horizonte, era la forma que los pescadores anunciaban su presencia y distancia.
Escuchábamos el resoplar de un delfín que pescaba a esas horas de la noche, seguimos nuestro viaje hasta encontrar la isla grande que queda frente a benjamín, empezamos a buscar la entrada al lago Zaibara, una vez dentro del lago el paisaje era totalmente diferente, la espesa selva se sumergía en una oscuridad total.
Los grande árboles de “OJE” y “YARUMOS” , ceibas y otros tanto árboles le daban un aspecto tétrico misterioso y bello al mismo tiempo, el cántico de los grillos y cigarras, el croar de los sapos , el grito CAMUNGO , los aullidos del mono Cotudo te hacían viajar a un mundo irreal , extraño y bello.
Alumbrábamos las linternas hacia la orilla del lago acercándonos cada vez más, los puntos luminosos de los ojos de las babillas eran incontables, entonces buscábamos el de mediano tamaño, lo atrampábamos con las manos y al primer contacto con la babilla o Caimán reaccionaban pero luego cedían, los subíamos a la lancha y esto era el deleite para el turista que muy orgulloso inmortalizaba ese momento con una foto.
Se le explicaba al turista sobre la vida silvestre del caimán, para luego regresarlo sano y salvo a su hábitat.
Nosotros con un trago de CHUCHUWAZA celebrábamos el éxito de la noche !!! Pero esa noche en especial la naturaleza me tenía preparada una sorpresa!!!!
Saliendo del zaraiba de regreso a Leticia se nos daño el motor, mientras yo remaba para que la corriente no nos llevara el capitán EVILACIO trataba de arreglar el problema.
Mire al cielo y no vi ni una estrella, por dentro sentí miedo porque sabia que se avecinaba una tormenta, pero dentro de todo sonreí con el fin de calmar a los turistas, yo miraba el reloj y el motor constantemente, no tuve que esperar mucho para que mis temores se confirmara; de pronto la tormenta era tan fuerte que no podía ver a la persona sentada frente mio, si, era la fuerza de la naturaleza que refrescaba el rio Amazonas con su majestuosa lluvia.
Estábamos totalmente sin rumbo, ya que el viento cada vez más nos llevaba al centro del río, en ese momento nos limitábamos a sacar el agua de la lluvia de la lancha, por un espacio de dos horas aproximadamente estuvimos en esas.
Cuando se despejó el cielo estábamos frente a benjamín constante y vimos a lo lejos un PEQUE PEQUE, quien nos remolcó a benjamín constante, al otro día fuimos remolcado por el recreo de vuelta a casa.
Ya en Leticia se había organizado un equipo de rescate porque el VIEJO OROBIO el eterno celador del parador Ticuna había dado la voz de alerta, donde informaba que los turistas con el guía loco no habían regresado de la excursión.
(Guiá loco me decía el viejo Orobio de cariño).
Daniel Martinez