Deforestación: culpable del 15 por ciento de la transformación de los humedales colombianos
De las 30 millones de hectáreas de humedales identificadas en el país, cerca de 7,2 millones ya fueron transformadas por la ganadería, la deforestación y la agricultura. El Instituto Humboldt propone un diseño de paisaje anfibio para limitar y mantener las zonas productivas y respetar la estructura y funcionamiento de estos cuerpos de agua. Hoy el mundo conmemora el Día Mundial de los Humedales.
La deforestación no discrimina ecosistema. No solo da cuenta de los bosques amazónicos y del Pacífico, donde están los principales hervideros de biodiversidad en el país, sino de la vegetación boscosa que hace parte de los humedales.
Estos cuerpos de agua abarcan más de 30 millones de hectáreas en Colombia. Sin embargo, cerca de 7,2 millones de estas hectáreas ya han sido transformadas por tres actividades impulsadas por la mano del hombre: 63,7 por ciento por la ganadería, 15,9 por ciento por la deforestación y 15,3 por ciento por la agricultura. Así lo evidencia el Instituto Alexander von Humboldt en la publicación Transiciones socioecológicas hacia la sostenibilidad.
Los humedales más afectados por estos tres verdugos son los de la zona del piedemonte llanero, la cuenca del Magdalena y Cauca y la costa Caribe, en tierras bajas menores a los 1.000 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, también han causado estragos en los cuerpos de agua del valle geográfico del río Cauca, el Valle del Sibundoy en Putumayo y la sabana de Bogotá.
Según el documento del Humboldt, los bosques de las márgenes de los humedales tienen una deforestación que perjudica el hábitat de organismos acuáticos, semiacuáticos y terrestres que sirven de sustento a los pobladores locales y de suma importancia para la regulación dinámica entre la tierra y el agua superficial y subterránea.
“La contaminación del agua de los humedales por las actividades productivas y la pérdida de bosque en sus orillas provoca una sedimentación y acumulación de residuos orgánicos, al igual que una desecación en áreas de inundación y sobreexplotación de la fauna y flora”, revela la investigación publicada recientemente, que a su vez indica que el valle del Sibundoy y las lagunas de Fúquene, Cucunubá y Palacio en Cundinamarca, son vivos ejemplos de los procesos de desecación total o parcial con severas transformaciones en los altiplanos andinos.
El estudio resalta que para la ganadería bufalina, ya establecida en áreas inundables del Magdalena Medio, Bajo Sinú y la Depresión Momposina, hay un desconocimiento sobre los límites de capacidad de carga que evidencien si pueden resistir sin desestructurar la composición y función de los humedales.
Para el Humboldt, la transformación de los humedales está relacionada con indicadores de pobreza, violencia y desarrollo. La entidad destaca que la pobreza urbana tiene más impacto en su afectación, lo contrario que la pobreza rural, y que el desplazamiento forzado es mayor en las áreas con menor transformación.
Soluciones anfibias
Transiciones Socioecológicas hacia la Sostenibilidad plantea 10 procesos de cambio para que Colombia alcance la sostenibilidad y modifique la inconveniente trayectoria actual en materia ecológica y social; conclusiones que el Instituto Humboldt le entregó al gobierno nacional para la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo.
Uno de esos procesos, denominado persistencia de territorios anfibios, incluye una serie de oportunidades para guiar las transiciones hacia la sostenibilidad de los humedales colombianos, presentes en 1.100 municipios del país (30 de ellos con más del 70 por ciento de su territorio cubierto por sus aguas).
El Humboldt considera que existe un gran potencial de integrar modelos de incorporación de las actividades agrícolas y ganaderas en los grandes complejos de humedales. Propone un diseño de paisaje anfibio para mantener y limitar las zonas productivas y respetar la estructura y funcionamiento de los cuerpos de agua, acordes con la conservación de su carácter ecológico y biodiversidad característica.
A la entidad le inquieta la apropiación ilegal e impune de muchos espacios de humedal, problema que debe enfrentarse para evitar su titulación como tierras mal habidas. También le afana la ausencia de estructuras organizacionales legitimadas para la administración de los recursos naturales y de estos territorios anfibios. Por eso considera necesario otorgar derechos de ocupación y uso a poblaciones humanas, los cuales deben incorporarse a las estrategias de gobernanza en los sistemas de áreas protegidas y por fuera de ellas.
“La extensa superficie de humedales es una ventaja para la adaptación al cambio climático, pero basada en los ecosistemas y las comunidades. Las áreas ya transformadas podrían restaurarse o recuperarse para mejorar la capacidad de control de inundaciones frente a los eventos extremos del clima, conformando territorios seguros. Los humedales deben tener reconocimiento como sumideros de carbono”, indica el Instituto.
Por el aumento en la tendencia de regular los ríos para la producción hidroeléctrica, el Humboldt estima necesario una planificación estratégica con el sector hidroeléctrico, para que la ubicación de las obras y los programas de infraestructura puedan definirse sin poner en riesgo la prestación de servicios que ofrece la naturaleza.
Sugiere revitalizar la política de manejo de humedales interiores del país y extenderla hasta las sabanas inundables, playones y humedales forestales; además de crear una estrategia específica para la gestión social y ecológica de los ríos, pues su ausencia limita una visión integral de los espacios de agua.
Los otros nueve procesos de cambio encaminados a la sostenibilidad del Humboldt están relacionados con áreas silvestres; naturalezas protegidas; resistencia cultural; paisajes rurales campesinos; reconversión de territorios ganaderos; paisajes agroindustriales; enclaves y expansión de áreas de desarrollo minero y energético; centros urbanos y sistemas regionales; y rehabilitación y restauración ecológicas.
Piedras en el camino
El Humboldt pone sobre la mesa ocho obstáculos o dificultades para las transiciones hacia la sostenibilidad sobre los humedales colombianos.
● Estrechos esquemas de gobernanza: falta de estructuras organizacionales legitimadas para su gestión.
● Humedales como tierras mal drenadas: esta percepción sugiere que deben desecarse para ser usados en agricultura y urbanización y fomenta políticas e iniciativas de invisibilización .
● Delito ambiental: la apropiación ilegal e impune de los humedales impide un manejo efectivo de parte de las autoridades ambientales.
● Convención Ramsar con visión limitada: hay una tendencia de que solo los humedales declarados como de importancia internacional son ecosistemas estratégicos.
● Público vs. privado: por tratarse de bienes públicos, los humedales no pueden ser titulados; esto niega la realidad de que allí suceden actividades económicas y de ocupación de amplias poblaciones rurales.
● Pobreza: este flagelo hace que estas zonas presenten una alta vulnerabilidad social y ambiental.
● Faltan políticas: no existe una política específica para la gestión social y ecológica de los ríos, lo que limita la visión integral de los espacios de agua.