Wed, 06/11/2014 - 15:21

Años atrás, las cosas eran así

Foto: Columnista Leticiahoy

Años atrás, las cosas eran así -Crónica-

Aún estábamos en los años del narcotráfico, retenes ilegales con pescas milagrosas, tomas guerrilleras, grupos paramilitares. Época de caos e incertidumbre en mí querida Colombia.

¿Hey primo usted se le apunta a llevar ésta camioneta Toyota 4x4 que tenemos aquí exhibida y que me acaban de negociar desde San Martín en el Meta? Esta fue la pregunta que le hizo Iván a un amigo que trabajaba para él en su establecimiento de compra venta de carros en la ciudad de Medellín.

Claro que si patrón de eso se trata para eso estamos aquí trabajando - contestó el primo- Ok entonces pongámonos de inmediato a “engallarla” pues debe de estar lista para este viernes. Tenemos que cambiarle los rines por unos de magnesio, la cojinería afortunadamente no hay que cambiarla pues es de cuero, hay que cambiarle el equipo de sonido por el último que haya salido con frontal extraíble, y las luces de las direccionales y estacionarias cambiarlas por estroboscópicas, ya me pongo en comunicación con el almacén de repuestos para que nos envíen lo que necesitamos.

Repito debe estar lista para el viernes para que usted se vaya ese día por ahí a las 10 pm por la vía a Manizales pues por ahí aunque es más lejos, es más seguro, pues por esa carretera jode menos la guerrilla. La transacción fue hecha el día lunes.

Los tres días subsiguientes al pedido estuvieron dedicados a la preparación del vehículo con las mejoras exigidas por el cliente. En la mañana del viernes, estuvo lista.

Al medio día Iván llamó al primo a su oficina para indicarle todo lo que tenía que hacer para entregar el vehículo a satisfacción del cliente.

Primero que todo, aquí están los viáticos de ida y regreso hasta San Martín incluyendo la gasolina. Segundo debe entregar la camioneta a más tardar el lunes. Tercero para su entrega usted llegará al parque principal de San Martin en donde se estacionará a esperar que lo recojan, por esta razón cuando usted esté llegando al pueblo, me llama cosa de yo avisar para que salgan a recibirlo. Cuando entregue personalmente la camioneta , el dueño le entregará en efectivo 20 millones de pesos los cuales una vez esté en Villavicencio los consigna en el Banco de Bogotá para no se encarte con ese dinero.

¿Queda todo entendido?

-si señor- respondió el primo.

Otra cosa, cargue bien el teléfono celular para que se esté comunicando conmigo durante el viaje.

-si señor-

- Vaya tanquee la camioneta y se va para la casa, relájese hasta que sea la hora de viajar, apenas vaya a salir, me llama.

-Si señor-

Ok buena suerte- le auguró Iván

- Despidiéndose abordó el vehículo y se fue a hacer lo que le indicaron, posteriormente se dirigió a la casa en donde se recostó un rato a la espera de la hora de salida.

A las 10 pm llamó a Iván para informarle que ya salía rumbo a Bogotá. Prendiendo el equipo de sonido a regular volumen y el aire acondicionado a temperatura moderada, echándose la bendición partió rumbo a su primer destino.

Tomó la autopista sur y empezó a rodar descontando los primeros minutos de las más de 12 horas de recorrido que le esperaban hasta la capital de la república.

Toda esa parte inicial de la noche y la madrugada transcurrió normal hasta llegar a las partidas para el nevado del Ruiz ya en el departamento de Caldas, en donde había un retén de la policía de carreteras a la cual le el primo le tenía más miedo que a la misma guerrilla pues estos agentes dotados con uniforme, arma de dotación y autoridad al entregarle los papeles personales y del vehículo uno quedaba a merced de ellos para hacer con uno lo que ellos quisieran y más, cuando se trataba de un carro lujoso, al cual le buscaban el “pero” para poder sacar algún dinero extra. Afortunadamente las cosas empezaron bien y como toda la documentación estaba en regla le permitieron seguir, no obstante, siempre le quitaron una propina para la gaseosa, según ellos.

Aprovechó la parada para tomarse un tinto continuando posteriormente el camino. Rodó hasta donde el reloj marcó las 6 am, buscó un sitio apropiado y seguro junto a una casa en donde se estacionó para dormir un rato y esperar a que pasara el peligro de una salida guerrillera en la carretera, pues cuando i salían, en cualquier parte, lo hacían casi siempre en horario de 6 am a 8 am.

A las 9 am continuó su recorrido hasta un restaurante a orillas de la carretera en donde desayunó y de ahí sí, directo a Bogotá.

Pasadas las 4 pm ya se encontraba en la capital desde donde reportó la llegada, guardó la camioneta en un garaje y se fue a casa a descansar para salir al otro día (domingo) hacia San Martín.

En horas de la mañana salió rumbo al llano con un día esplendoroso a su favor. Todo el viaje fue normal, hasta llegar a la capital del Meta después del mediodía.

Ya en Villavicencio, arribó a casa de una amiga a saludarla, tomar tinto y estirar las piernas para continuar viajando.

Estacionó el vehículo al frente de la casa y entró. No se demoró más de 15 minutos en el interior de la vivienda. Cuando volvió a salir, observó que la puerta delantera del lado derecho de la camioneta estaba abierta. Se sobresaltó a ver la situación pues se encontraba en un barrio bastante inseguro. Revisó el interior para constatar que había ocurrido. Al hacer inventario notó que le habían robado el frontal del equipo de sonido y los 10 CDs que el dueño del vehículo había encargado.

La zozobra se apoderó de él, pues no podía entregar incompleta la camioneta y más faltándole el frontal del costoso equipo. Así que decidió no continuar el viaje para ver como arreglaba la situación. Lo primero que hizo fue comunicarse con el Iván para informarle sobre el robo. Éste le recomendó no viajar hasta ver como se solucionaba el problema pues la camioneta no se podía entregar incompleta.

Pensando en cómo solucionar el problema, se acordó que a la vuelta de la casa en donde le robaron, vivía un mecánico amigo que conocía todo el rodaje del barrio.

De inmediato fue hasta su casa en donde afortunadamente lo encontró. Allí le expuso la situación en que se encontraba. Después de escuchar el relato de lo ocurrido el mecánico le comentó que el único “reducidor” que había en el barrio era un policía cojo que tenía un almacén de repuestos a dos cuadras.

El primo de inmediato le solicitó al mecánico que lo acompañara hasta el local y le dijo que: de aparecer las cosas tenía su propina. De inmediato salieron hacia el lugar, el mecánico saludó al policía y le presento al primo quien le explicó el motivo de la visita: señor me conto aquí mi amigo de que de pronto aquí podía encontrar unas cosas que me robaron hace unos momentos, fueron un frontal de un Pionner y 10 CDs los cuales son muy importantes pues sin esos elementos no puedo entregar el vehículo (Aquí aclaro que el primo solo dio la marca del equipo más no la referencia del panel que le robaron) el policía le cortó la explicación diciéndole que eso estaba muy difícil, primero porque era domingo y él ya iba a cerrar y los “ratas” solo aparecían por la noche cuando necesitaban vender el producto del robo para comprar vicio que de pronto por la mañana podían aparecer. Listo no hay problema- dijo el primo- estoy dispuesto a pagar lo que sea con tal de que me aparezcan los artículos. Despidiéndose se alejaron del lugar.

Agradeciéndole al mecánico su deferencia y quedando de verse al otro día se encaminó a la casa de la amiga a guardar la camioneta en un lugar seguro.

Por la noche se hospedó en un hotel cercano mientras llegaba el lunes.

Al otro día, muy temprano ya estaba en pie, salió a desayunar y a esperar un poco que corriera la mañana para volver al almacén del policía.

A eso de las 10 am regresó solo al almacén, preguntó por el dueño encontrándose con un hijo del agente quien le dijo que el papá no se encontraba que había salido a hacer una diligencia.

El muchacho le preguntó en que le podía ayudar, el primo le comento que había estado el día anterior hablando con el papá sobre unos artículos que le habían robado, el muchacho le interrumpió diciéndole: a usted fue el que le robaron el frontal? y dirigiéndose a una vitrina sacó un catálogo de partes de radio , buscó y le mostró al primo el frontal exacto al que le habían robado, detalle que intrigó al primo pues este no había dicho la referencia del panel, sacando la conclusión de que el frontal ya lo tenían en su poder.

El hijo del policía le explicó al primo que ese panel era difícil de conseguir por ser nuevo, pero que él lo encargaría a Bogotá y al otro día lo tendría con él, que eso si, era un poco costoso. El primo le comento que ya regresaba a darle una respuesta.

De inmediato salió del almacén, se fue a un bar cercano desde donde llamó a Iván para comentarle lo ocurrido hasta el momento, Iván le dijo que dentro de un momento le devolvía la llamaba, que iba a ponerse en contacto con el dueño de la camioneta a ver que decía.

-listo señor, espero su llamada

- A los pocos minutos Iván se comunicó de nuevo con el primo dándole un teléfono para que llamara a Lucho de parte del dueño del vehículo y le contara lo que estaba sucediendo.

De inmediato, marcó el número telefónico.

Si Aló - le contestaron­-

- Con Lucho? –preguntó- Si señor le respondieron. Habla con el primo, estoy llamando de parte del dueño de la Toyota que debo entregar en San Martin quien me dijo que me comunicara con usted para contarle lo del robo.

-Si señor ya estoy enterado y cuénteme usted sabe o sospecha en donde tienen los artículos?

- si señor en el almacén de repuestos de un policía que es cojo.

- Otra vez ese Hp, dijo el interlocutor al otro lado de la línea-

- Usted puede venir aquí al centro a un bar - del cual le dio la dirección- para que hablemos? Ahí pregunta por mí - si señor ya voy para allá

- De inmediato tomó un taxi que lo llevó a la dirección indicada. Entrando al bar le pregunto al administrador por Lucho quien lo puso en contacto con un personaje de tez morena, alto de buena contextura física a quien se le presentó.

-Vamos de una - le dijo - invitándolo a subir a una camioneta Toyota que estaba estacionada en la calle.

Ya al frente del almacén del policía estacionaron el vehículo y ambos se bajaron.

Lucho entró de primero seguido por el primo. Sentado en el escritorio se encontraba el policía.

El saludo de Lucho fue: Que hubo hp te vas a hacer matar por seguir comprando cosas robadas, ya te lo advertimos, tenés un día para que aparezcan el panel y los 10 CDs del señor.

Pero señor, yo no sé nada de eso - respondió el policía

– A mí no me vengás con cuentos maricas, aparecen o aparecen así tengás que ir a conseguirlos a la Patagonia. El rostro del policía se tornó pálido pues como que ya sabía con quien se estaba metiendo.

-Mañana al medio día vuelvo por aquí para que me tenga los artículos- y sin decir más nada invito al primo a abordar de nuevo la camioneta.

El primo estaba desconcertado pues no sabía con quién era el negocio de la Toyota que llevaba.

-Váyase tranquilo que mañana que tenga los artículos en mi poder lo llamo para que vaya a entregarle la camioneta al patrón

-Si señor quedo pendiente- contestó el primo-

Cuando se dirigía a la casa de la amiga se dio cuenta que el policía estaba hablando con el mecánico en la puerta de su casa.

¡Huy ¡ esto como que se está complicando -pensó el primo-

Estando donde la amiga llegó el mecánico bastante enojado a comentarle en el problema que lo había metido según él pues, el personaje con quien había estado en el almacén era un miliciano urbano de Villavo.

Vea hermano - dijo el primo - a mí me tiene sin cuidado quien sea el señor, lo único que yo sé es quien tiene los artículos que me robaron por eso llame a ver que hacía y me dijeron que me comunicara con él que el arreglaba la situación y eso hice. Así es hermano que pena con usted pero ya lo hecho, hecho esta y aquí estamos dispuestos a ver qué pasa, porque no le pienso pagar un peso a ese señor. Refunfuñando el mecánico se retiró diciendo que eso le pasaba por estar de sapo haciendo favores.

Llegó el martes, la ansiedad se apoderó del primo, esperando que fuera el medio día para tener noticias de Lucho. Al medio día timbro el celular, era Lucho que le informara que ya podía pasar a recoger las cosas que ya habían aparecido. Inmediatamente fue a recogerlas. Eran exactamente el mismo panel y los mismos 10 CDs que le habían robado, preguntándole a lucho que cuanto le debía. No tranquilo no me debe nada esa era una orden del patrón que había que cumplir, le aconsejo que más bien salga inmediatamente a entregar la camioneta que allá la están esperando.- Si señor voy a recoger las cosas al hotel y ya mismo salgo, de todas maneras muchas gracias.

Si necesita algo por aquí estamos a la orden - le dijo Lucho

– Despidiéndose el primo, abordó un taxi que lo llevo al hotel por las cosas, llamó a Iván para informarle que todo se había solucionado y que ya recogía la camioneta para salir hacia San Martin.

Recogió el vehículo, pasó por donde la amiga a despedirse y se dirigió rumbo al lugar de destino. Dos horas bastaron para llegar al pueblo. Cuando iba entrando llamó a Iván tal como habían quedado. Este le dijo que se estacionara en el parque que ahí lo recogían. Efectivamente así lo hizo, se estacionó a un costado del parque a escuchar música, mientras alguien aparecía.

Diez minutos pasaron cuando un muchacho joven se arrimó por el lado izquierdo montado en una moto y le preguntó que si él era el primo.

Si señor - respondió-

Ok, hágame el favor y me sigue que yo lo llevo donde el patrón.

Siguiendo la moto a prudente distancia fueron saliendo del pueblo por un terreno destapado. A los 15 minutos llegaron a un lote rodeado de muros altos hechos en ladrillos con una enorme puerta metálica en la parte frontal.

El joven se bajó de la moto, toco en clave el portón y al instante las grandes puertas metálicas se abrieron de par en par para que el primo entrara con la camioneta.

Cuál no sería su asombro cuando se encontró de frente con una hermosa mansión con hermosos jardines cuidada por un buen número de hombres armados. Uno de ellos le indicó en donde parquear la camioneta invitándolo a seguir cuando se bajó.

En la sala, en una hamaca, se encontraba un hombre acostado en camisilla verde y pantalón camuflado quien en compañía de una joven que se abrazaba a su cuerpo, escuchaban música norteña y tomaban whisky. El aroma en el ambiente era a puro chocolate proveniente de un “chocolatoso” (tabaco con sabor a chocolate relleno con marihuana) que el patrón estaba fumando.

Cuando el primo entró a la sala, el señor se paró dejando ver un gran cuchillo colgado al cinto, encima de una mesa había una botella de Whisky Buchanan´s empezada, hielo y unos vasos con licor servido, además una pistola marca “Eagle Desert” calibra 357 de fabricación israelí que ya el primo conocía.

Fue presentado al señor, quien rompió el hielo cuando lo invitó a tomarse un whisky.

El primo fue al grano informándole al señor que ahí estaba la camioneta tal como la había solicitado, agradeciéndole además por la ayuda en la recuperación de los artículos robados y pidiéndole el favor de que mandara a alguien a revisarla para su recibo a satisfacción.

Inmediatamente ordenó a uno de los escoltas que la recibiera y la revisara.

Al poco rato volvió el empleado a dar parte de que todo estaba bien sin ninguna novedad. Llamó a otro de los escoltas y le ordenó que le entregara el dinero en efectivo que había quedado pendiente.

Sacando un paquete de un morral se lo entregó al primo quien de inmediato le preguntó al señor que si lo podía contar a lo cual él respondió que sí, que la plata era para contarla. Sirviéndole otro trago lo sentaron en una mesa a que contara el dinero.

Fajo por fajo fue contando el dinero hasta terminar la operación, conteo que dio un saldo total de $ 20.350.000. El primo solo esperaba recibir 20 millones. No dudó dos veces y como él había sido cajero de un banco, en donde la ley era que si sobraba plata era del banco y si faltaba había que pagarla, de inmediato le dijo al señor que sobraban 350 mil pesos. El patrón se sonrió y golpeándole el hombro le dijo: tranquilo mijo que yo solo lo estaba probando, ese excedente es suyo y a partir de hoy usted me sigue trayendo todos los encargos que haga. El detalle de las palabras del patrón de que “lo estaba probando” no cayeron muy bien en la mente del primo quien pensó para sí y se preguntó: ¿ y que putas hubiera ocurrido si yo me quedo callado con respecto al sobrante?. Como ya la tarde estaba cayendo, el primo le preguntó al señor que si tenía alguien de confianza que lo llevara a Villavicencio. De inmediato el señor ordenó a uno de sus empleados que llamara un taxista de la empresa para que hiciera la carrera.

A los 15 minutos llegó el taxista a quien hicieron entrar con carro y todo, de inmediato el señor le dijo: vea joven lleve al señor hasta villavo, encalete ese dinero para que se lo entregue a la llegada y ya sabe, usted me responde por él y por la plata.

Si señor- fue la respuesta del taxista- quien abriendo el capó del carro encaleto el dinero dentro del motor- Despidiéndose del señor y contento con la transacción y los pesos demás que se ganó, más no dejando de pensar en lo que hubiera pasado si se hubiera quedado callado con respecto al excedente, se subió al taxi saliendo rumbo a Villavicencio. A la llegada le ordenó al taxista que lo dejara donde la amiga para allí guardar el dinero y no exponerse en el hotel. 

Llamó a Iván para contarle todos los pormenores de la entrega del vehículo y sobre todo para indagar sobre quién era el personaje tan particular con quien se había hecho la transacción.

Iván riéndose le dijo: primo usted acaba de conocer en vivo y en directo a Pedro Oliveiro Guerrero, “alias Cuchillo” jefe del grupo Centauros de las Auc en el Meta., lo que pasó fue que no le dije de quien se trataba ni para quien era el vehículo pues con lo sano que es usted, a lo mejor no hubiera ido.

Otra experiencia más en el haber del primo, quien madrugó a consignar el dinero y regresarse para Medellín.

A los pocos días supo que el policía dueño del almacén de repuestos lo habían acribillado dentro del mismo establecimiento y a Lucho lo habían desaparecido por hacer mal uso de un dinero de la organización.

Si “Cuchillo” solicitó posteriormente otro servicio para que el primo se lo llevara pues se jodió, porque a los pocos días renunció al trabajo en la compra-venta para residenciarse en Bogotá.

 Carlos Javier Londoño O.

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