Pese a que la Policía Nacional del Perú, también es una de las instituciones afectadas por los constantes cortes de luz en Iquitos, así como las empresas que se esfuerzan por dar un buen producto a los usuarios y las amas de casa en sus labores cotidianas, ayer actúo de manera precipitada.
Tanto así que su actuar impulsivo e impositivo, rebotó en las noticias de alcance nacional. Si así actuaran contra la delincuencia que sigue galopante en la región, los mismos ciudadanos los felicitarían y apoyarían las estrategias del general PNP Pablo Villanueva.
Pero cómo van a aplaudir si ayer únicamente por estar con algunos carteles y levantar la voz contra la empresa que brinda el servicio, porque hasta donde vemos, los recibos siguen saliendo con el membrete de Electro Oriente, no de la empresa brasileña GENRENT, agredieron con bombas lacrimógenas. Así que basta de echarle toda la culpa a la mencionada. Que de seguro también la tiene.
La policía o el responsable de haber dado la orden de arremeter contra los ciudadanos que luchan por los derechos comunes de un pueblo que paga la energía más cara del Perú, pero que no cuenta con ese servicio básico; ha cometido un exceso inaceptable.
Ni siquiera tuvieron en cuenta las personas adultas mayores o enfermos que pudieron estar en las casas vecinas quienes absorbieron las bombas lacrimógenas. Tampoco pensaron en los cientos de alumnos que estaban en las instituciones educativas aledañas, quienes salieron despavoridos, llorando, por tamaña prepotencia de las bombas lacrimógenas.
Gracias al Serenazgo de Maynas, los padres de familia, alumnos y docentes, contaron con un soporte para abandonar los centros contaminados de humo dañino para la salud. Los menores salían llorando de su colegio, los serenos llevaron paramédicos y ayudaron en su evacuación. Los hechos ocurrieron entre las calles Freyre, Psje. Lourdes y San Antonio.
Ha llegado la hora que el ministerio del interior, evalúe la permanencia del general Pablo Villanueva, en esta parte del país. No se puede utilizar estrategias nocivas contra personas que luchan por su derecho a contar con un buen servicio básico. Y mucho más, contra menores que se encontraban estudiando a esas horas de la mañana, quienes absorbieron sustancias lacrimógenas. (Luz Marina Herrera Lama).

fuente consultada: diariolaregion.com