A las cuatro de la tarde, el Campo de Marte, punto de concentración escogido para la marcha #8M por el Día Internacional de la Mujer, lucía con un grupo reducido de mujeres manifestantes. "Calma, que las feministas nunca decepcionan", le decía una activista a otra de sus compañeras al notar su nerviosismo por el ausentismo.

Pero apenas una hora después el panorama cambió. Allí estaban, provenientes de todas partes de Lima, miles de mujeres adultas, adultas mayores, jóvenes y hasta niñas, presentes, portando pancartas, silbatos, trajes coloridos, pañuelos e instrumentos.

"Hay que hacer toda la bulla necesaria. Que se escuche hasta el Poder Judicial porque nadie nos calla", decía mediante un megáfono una joven del Bloque Universitario Feminista.

Y cómo callarse si ayer el día empezó con la terrible noticia de un nuevo feminicidio registrado en Lima, y cuando fueron 149 las mujeres asesinadas durante el 2018

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