No hay seguridad posible de escapar al azar, de entrar en su macabro juego, en la trampa cósmica
No existe aviso, no hay alertas, sin contemplaciones te ves inmerso, involucrado, te empujan a saltar al vacío
No tienen como preveer un destino dudoso, una epifanía inesperada reveladora del ser, contando el secreto
No vuelven a ti las certezas, los axiomas, los credos, la incertidumbre conquista, devastando el aparato
No poseo la habilidad profética, solo miro el horizonte, no calculo probabilidades, se me olvidó contar hace tiempo
No planeo el camino, ni los encuentros, ni las sorpresas me intimidan absorto, sin pensamientos convoco
No conozco otra forma, pero aprendiendo aquí llegué, contradiciendo mi voz, cruzando mis límites atento
No espero sentado la angustia, nadando fluyo más ligero, sin puerto, sin auxilio, sin recibir consuelo
No converso mis objeciones ni enlisto mis faltas, ni señalo conjeturas, amistades augustas o falsas
No me miro en los espejos limpios, la inmaculada luz miente al ojo amañado y el mío malogrado intuye
No escribo lo que pienso, me dicta el tiempo utilizado, esperando la esperanza perdida o a alguien que esté leyendo.