Un científico palestino consigue replicar un embrión humano sin necesidad de modificar sus células. El hallazgo abre las puertas para investigar el desarrollo temprano de las personas.

“El momento más importante de tu vida no es tu nacimiento, ni tu matrimonio, ni tu muerte, sino la gastrulación”, dijo una vez el embriólogo británico Lewis Wolpert. Es decir, el momento en el que, 14 días después de la unión de un espermatozoide y un óvulo, el embrión comienza a transformarse en lo que será un humano. Lo que ocurre durante esos días es todo un enigma para el humano, debido a la dificultad ética y técnica para investigarlo.

¿Cómo lo ha conseguido? Las células de un embrión son capaces de transformarse en la célula de cualquier parte del cuerpo de una persona, como una del corazón, del cerebro o del pulmón. Hanna ha extraído esas células y las ha cultivado en un laboratorio para que se dividan y copien a sí mismas. Después, las induce a autoorganizarse y se crea una estructura parecida a la de un embrión humano. Sin modificación genética.

Según la bióloga francesa Irène Aksoy, estos embriones son “una herramienta formidable” para estudiar el desarrollo de un humano en etapas muy tempranas que hasta ahora eran inaccesibles.

¿Cómo lo ha conseguido? Las células de un embrión son capaces de transformarse en la célula de cualquier parte del cuerpo de una persona, como una del corazón, del cerebro o del pulmón. Hanna ha extraído esas células y las ha cultivado en un laboratorio para que se dividan y copien a sí mismas. Después, las induce a autoorganizarse y se crea una estructura parecida a la de un embrión humano. Sin modificación genética.

Según la bióloga francesa Irène Aksoy, estos embriones son “una herramienta formidable” para estudiar el desarrollo de un humano en etapas muy tempranas que hasta ahora eran inaccesibles.

Fuente consultada as.com