Sun, 06/06/2021 - 07:31

Que por desconocimiento no se aprovechen de ti.

tomada de internet

Mayo 31 de 2021
CRÓNICA
“Que por desconocimiento no se aprovechen de ti”

Todo era normal durante mi primer mes de estadía en la contaminada Ciudad de México. El rol laboral era bastante tranquilo y entre los compañeros de trabajo la camaradería colaboración y amistad eran bastante notorias en donde cada cual sin egoísmos, aportaba parte de su saber para el buen funcionamiento de las cosas.
Los fines de semana solíamos salir a divertirnos a sitios en donde la buena comida mexicana, unas “micheladas” o unos “chupitos” de tequila eran nuestros asiduos acompañantes.
Cierto día uno de los compañeros, costeño por demás, nos comentó que él conocía un restaurante colombiano en donde podríamos disfrutar de nuestra comida típica como para variar la monotonía de la comida azteca.
Pues es una buena idea – dijimos todos - acordando ir a almorzar a dicho restaurante.
Fuimos cuatro personas incluyendo al guía quien cuando llegamos al sitio nos presentó a la dueña del restaurante, una matrona costeña quien nos atendió en forma muy cordial.
Nos manifestó que tenia de todo para saciar el apetito por alguna comida colombiana.
Al presentarnos la carta del restaurante, en donde nos ofrecía más de 15 platos colombianos miré con recelo el contenido diciendo para mis adentros “ será que de esto tan bueno darán tanto” pues yo como manejador de bares, restaurantes y cocinero por demás, le tengo agüero a esos restaurantes que ofrecen tanta variedad de platos al mismo tiempo. Lo digo con el respeto que me merece esta especialidad de trabajo.
Como se trataba variar de comida solicitamos nos tomaran el pedido.
Los amigos pidieron sobre barriga sudada, otro ajiaco y el costeño y yo pedimos bandeja paisa y para tomar, micheladas y coca-cola.
Yo si estaba interesado en saber cómo iban a preparar estos platos en tan poco tiempo.
De ahí que con el pretexto de ir al baño me levanté de la mesa. Al pasar por el mostrador de la cocina pude observar de soslayo a la señora sacando de una gran nevera varias vasijas plásticas llenas de comida con las cuales iba conformando los platos solicitados por nosotros, los que luego eran sometidos a calentamiento en un gran horno microondas.
Llegó la hora de servir, el ajiaco por ser una sopa y la sobre barriga al ser recalentados pasan, pero una bandeja paisa recalentada en donde el chicharrón y los patacones no se caracterizan por su crocancia y en donde unos frijoles recalentados son fácil de detectar no daban buen aspecto a la bandeja pues lo único hecho al momento fue el huevo frito.
Después de ingerir a regañadientes los platos llegó la señora muy comedida a preguntarnos sobre la degustación de la comida. Yo como no me aguanto un cólico parado y cuando no me gusta una cosa o tengo la razón expongo mi descontento no importan las implicaciones o las consecuencias.
Por eso al preguntarnos la señora sobre cómo nos había parecido la comida yo le comenté: señora con el respeto que usted me merece le comento que de mi plato lo mejor fue la coca cola. A la señora no le agradó el comentario pero ella sabía el por qué se lo decía.
El que si brincó de inmediato fue el costeño que nos llevó al sitio quien me dijo: “No joda mi hermano tú si eres, mira que a la doña como que no le gustó tu comentario “
- Y qué querías marica – le respondí - esto acaso es gratis mirá los precios que hay que pagar que no son tan económicos, de ahí que cuando yo pago exijo, pues de cocina sé un poco y así no se sirve una bandeja paisa con todo recalentado, esto tal vez para un desayuno con buena arepa, quesito y chocolate pero para un almuerzo por ahí no es la cosa, se pifiaron conmigo.
- Vaya mañana al apto yo lo invito a disfrutar de una bandeja paisa hecha al instante con todos los juguetes para que se dé cuenta de cómo se sirve ese plato- le dije al costeño -
- Cancelando la cuenta y pidiéndole disculpas a la señora por la displicencia a sus platos nos retiramos del restaurante hacia el apartamento.
- Yo pensé que el costeño no había tomado la invitación en serio. Mas no fue así pues al otro día se apareció en el apartamento al mediodía a degustar de la bandeja que yo había preparado dándome la razón por el incidente ocurrido en el restaurante.
- Qué problema tan verraco quitarme ese costeño de encima, pues todos los días llegaba al apartamento a la hora de almuerzo y desde la puerta gritaba: Ajá paisa que hiciste de almuerzo para hoy?
- A partir de ese día cuando queríamos comer algo típico de Colombia yo mismo lo preparaba pues me di cuenta que la comida paisa y con respeto si me paso de regionalista, no todo el mundo la prepara con ese sabor inconfundible de sus platos en donde el ingrediente principal es el amor con que se preparan dichas viandas.
- Posteriormente supimos que el costeño ganaba comisión y comida por los turistas que llevaba al restaurante.
- Ven que tan necesario es viajar para uno aprender y experimentar diferentes aspectos culturales y gastronómicos de diferentes regiones para que no se aprovechen de nuestra falta de conocimiento.

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